jueves, 6 de agosto de 2009

Harry Potter y El Principe Mestizo

HARRY POTTER Y EL MISTERIO DEL PRINCIPE
(Harry Potter and the Half-Blood Prince– EE.UU, 2009)
Dirigida por: David Yates
Escrita por: Steve Kloves
Protagonizada por: Daniel Radcliffe, Michael Gambon, Rupert Grint, Emma Watson, im Broadbent, Alan Rickman, Maggie Smith y Helena Bonham Carter
Distribuida por: Warner Bros.
Duración: 153 minutos
Estreno: 16 de Julio de 2009

Lo prometido es deuda y a pesar de que los motivos no son de lo más elogiosos, hay que hacer frente a la profesión y disparar ante aquello que se presenta como un tanque de la industria cinematográfica.

Harry Potter y el Secreto del Príncipe, arranca con la increíble modificación del titulo original de la versión Norteamérica y de novela que da vida al film y como baldazo de agua fría, ya deja entrever las serias modificaciones que sufrió en la adaptación, solo para favorecer la dialéctica visual.

Desde una óptica, que debo reconocer de las más objetivas que puedo expresar en el último tiempo, además de la espectacularidad de la estética visual, muy pocas cosas son destacables en la perspectiva global del filme.

Al igual que las predecesoras, esta sexta entrega es nuevamente y por demás extensa, al punto que por momentos pueden escaparse bostezos. Se que con esto puedo obtener insultos de los cientos de fanáticos que puedan llegar a leer estas líneas, pero hay que reconocer que por momentos no logra el sustento necesario para justificar las casi tres horas de fotogramas.

En toda película, hay que identificar escenas memorables; esas que logran mantener el tempo y que permitan fijar en la retina esas escenas de las cuales uno sale comentando con quien supo acompañar a diestra o siniestra. En esta ocasión, las escenas existen, hay que reconocerlo, pero no por lo que puede pensarse.

Dos escenas destacan. En primer lugar, Potter en su encuentro sentimental con quien será tal vez, la mujer de su vida, deja tanto que desear que no puede entenderse como un adolescente, mago o no, se comporte con tanta frialdad y desde lo actoral transmita tan poco. Acto seguido, la partida del guía espiritual e intelectual del joven mago, es una de las escenas de despedida funeraria más gélida que he podido observar. En resumen, lamentable performance de Daniel Radclife, quien a esta altura debería replantearse seriamente continuar con su carrera actoral una vez terminada la zaga.

Si en tamaña producción, el personaje accesorio de Ron Weasley toma tanto protagonismo, algo de extraño debe tener todo esto. Esa característica se repite durante toda la obra. Uno tiende a prestar más atención al entorno que al nombre principal. Y si además le sumamos a una junta de villanos que ya no asustan a nadie, se convierte todo en un coctel difícil de digerir.

No hablaremos de la grandilocuencia de visual del filme, porque sería redundar en miles de conceptos similares a los que se pueden expresar, admirando cualquiera de los tanques cinematográficos que pueden presentarse en la actualidad o en el futuro.

Vuelvo a insistir, fanáticos aparte, todo aquel que desee empeñar su bolsillo, debe hacerlo con la conciencia puesta en continuar con la zaga y esperar que la última entrega, tenga todo el contenido dramático que esta no supo tener.

Sebastián Montagna
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