domingo, 12 de julio de 2009

Moulin Rouge! Amor en Rojo

MOULIN ROUGE! AMOR EN ROJO
(Moulin Rouje, EE.UU, 2001)
Dirigida por
: Baz Luhrmann
Escrita por: Baz Luhrmann y Craig Pearce
Protagonizada por: Nicole Kidman (Satine), Ewan McGregor (Christian), John Leguizamo (Toulouse Loutrec), Jim Broadbent (Zidler), Richard Roxbourg (Duque de Wordchester) y otros.
Distribuida por: 20th Century Fox
Duración: 122 minutos
Estreno: 24 de agosto de 2001


Al momento de comentar el filme, el cronista suele situarse en la posición de espectador avanzado y trata de enunciar las características que harán de su cometario, el salvador o inquisidor de la película. En esta ocasión, trataré de situarme en una posisicón lo más omnisiente posible y dejandar librado a la voluntad del espectador la crítica objetiva. ¿A que se debe esta postura? Simplemente a que es sumamente complicado lograr una crítica objetiva del filme y ésta, tal vez sea su principal característica y ventaja competitiva: interactuar permanentemente con el espectador, extirpando sensaciones muy escondidas.

La trama transcure en la Francia de fines de siglo XIX, con todo el glamour y el brillo que desprende la revolución bohemia. En manos de Toulouse Lautrec (John Leguizamo - “Spawn”, “”Romeo + Juliet”) se encuentra la osada tarea de desarrollar una obra teatral que será tan magnifica e inigualable que solo puede ser titulada “Espectacular - Espectacular”. La obra será el centro de atención y debut teatral de la sala que hasta el momento se conoce como “Moulin Rouge”, principal burdel parisino y máximo exponente de la amalgamada estratificación social. En medio de todo este crisol, se propone la historia de amor más pura, sólida y arriesgada. Christian (Ewan McGregor - “Trainspotting”, “Episode I”), emigra desde su Londres natal, en busca del ambiente creativo propicio para obtener y desplegar sus dotes como escritor, pero sin proponérselo de antemano, encuentra el amor de manos de Satine (Nicole Kidman - “My Life”, “To die for”), la cortesana más importante de la ciudad.

Sinteticamente, esa es la trama y no es necesario dar más detalles sobre lo que sucede ya que lo importante no se encuentra fundamentalmente en la historia, sino en poder identificar los elementos conexos que mantendrán al espectador adherido a la butaca, deseando que la proyección nunca termine.

Desde un princio se ofrece una composición escénica de planos cortos y continuos de mucho colorido, similares a lo que puede ser una explosión sucesivas de fuegos artificiales. El mencionado recurso no permitirá al espectador descuidar ni un segundo su atención y lo mantendrá siempre “enchufado”. El color y la dinámica visual, hacen que el bombardeo no sea traumático y matizado con un recurso similar en lo auditivo - incluyendo infinidad de exitos de los '80 - por el contrario, produce una excelente internalización de los conceptos comunicacionales planteados por Baz Luhrmann (Director - “Romeo + Juliet”), quien sinceramente merece un parrafo aparte.

“Moulin Rouge, Amor en Rojo”, no es una película más y aunque muchos puedan adjudicarle sus recursos fílmicos a otros grandes directores de todas las épocas, solo Luhrmann fue capaz de proponer una amalgama de contenidos y medios cinematográficos capaces de no ofender, de no plagiar y de conseguir una producción de tan “fina estampa”. Tal vez, en mi posición de interlocutor, cometa el error y peque de sobervio al decir que “ésta será recordada como la mejor película del año”, pero veridicamente la sensación con la que saldrá de la sala es saber que el dinero fue bien invertido y que el producto fue excelente.

Es que en la tabla periódica del crítico, todos los elementos logran matizarse: un diseño de arte superlativo, logra reflejar la sensación de auforia reinante en una Francia pronta al cambio de siglo y de mentalidad artística, una fotografía deslumbrante, capaz de lograr ambientes escalofriantes, una banda sonora que quedará en el recuerdo de todo espectador, un mensaje que exalta quizás el mas preciado de los elementos, el amor, actuaciones sobresalientemente logradas, capaces de hacer emanar lagrimas y risas en fracciones de segundo, en definitiva, una composición completa, la mire por donde la mire.

Sebastián Montagna
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